Carlo Fabricatore
Cesáreo Morales
Velázquez
Jan Visser
Etty Estévez
Ron Burnett
Silvia S. Gader
Michael Spector
Aprendiendo al desarmar
Desde muy temprana edad, 6 años, ha tenido el hábito de desarmar todo mecanismo que pasa por sus manos como relojes mecánicos o cualquier cosa que mostrara indicios de "vida". Rodolfo disfrutaba esta práctica aún a sabiendas que ello generalmente le harían merecedor de castigos severos por parte de sus padres. Lo que Rodolfo buscaba al desarmar objetos era con el propósito de entender ¿por qué? y ¿cómo? esos artefactos funcionaban y al mismo tiempo le permitía construir ideas que en su mundo de fantasía le venían a la mente. Por ejemplo, en una ocasión con una caja de zapatos, un engrane de reloj mecánico, un carrete de hilo (esos que había de madera), una laminilla acerada (también de los relojes desarmados) y un foco construyó un proyector de "cine" en cuyo funcionamiento se aplicaban principios de física sin que él tuviera consciencia de ello y que en aquel entonces se aprendían hasta el nivel bachillerato.
Pero los palos y los castigos no desanimaron a Rodolfo para continuar practicando su entretenimiento favorito y cada vez su curiosidad por cosas y aparatos más sofisticados crecía con su desarrollo, hasta que en sus manos cayó uno de esos novedosos radios receptores de "bulbos" que verdaderamente representaba un reto interesante. En los primeros intentos por comprender el funcionamiento de estos artefactos, a la edad de doce años, experimento lo que eran los choques eléctricos y chisporroteos al introducir piezas metálicas cuando estos aparatos estaban conectados al tomacorriente. Sin embargo Rodolfo también descubrió otras cosas interesantes, como que dentro de aquellas cajas tenían partes que no necesariamente estaban sujetas por tornillos sino por algún "pegamento" metálico y por medio de alambres por los que pasaba algo que además de encender a esos bichos raros (bulbos) como focos, de estos eran los principales protagonistas para que el radio sonara.
Lo más significativo de aquellas experiencias con los radios para Rodolfo fue que aprendió que cuando un radio de estos no funcionaba generalmente se debía a que alguno de los bulbos se habían dañado, y el que no brillaran como foco era el indicador principal.
¿Porqué fue importante estos descubrimientos
para Rodolfo?
Buen pues, gracias a saber e identificar la parte afectada dentro
del radio y perderle el respeto a la electricidad, Rodolfo podía
reparar radios y así ofrecía sus servicios como
reparador de radios, planchas, y otros aparatos eléctricos,
esto le permitió tener ingresos para ayudarse durante
sus estudios de secundaria. Pero al mismo tiempo la experiencia
y el gusto por reparar aparatos eléctricos le dieron a
Rodolfo la oportunidad de identificar su vocación profesional
e hizo más atractivo su formación posterior.
El habito de desarmar cosas sigue siendo uno de los pasa tiempos predilectos de Rodolfo, pero a diferencia de aquellos años de la infancia, en lugar de castigos las satisfacciones y recompensas son enormes.
El contexto en el que se llevaban a cabo las inquietudes y
acciones de terrorismo tecnológico de Rodolfo se caracterizaba
por un ambiente familiar provinciano de clase media pobre, de
familia numerosa en la que desde muy temprana edad había
que trabajar para contribuir al sustento familiar y continuar
estudios más allá de la secundaria no era fácil.
En los hogares no había televisores, ni teléfonos
ni siquiera refrigeradores, el medio de comunicación y
entretenimiento común era el radio. La vida de en las
ciudades era muy sencilla, pocos carros, pocas calles pavimentadas
pero mucho campo y riachuelos y un ambiente de carencias que
invitaba a la creatividad y a la imaginación para los
que vivimos la infancia en ese tiempo.
Rodolfo Aguirre
David Berg
Ambientes y expectativas culturales en el aprendizaje
Cuando uno cambia de ambiente de aprendizaje, con mayor o menor conciencia, se abren posibilidades radicalmente diferentes de percibir a las personas, ideas y cosas. Uno de los aspectos importantes es la confrontación de preconcepciones, lo aprendido previamente con formas nuevas o diferentes, con sus respectivas cargas de valor y contextos culturales.
En la siguiente narración, expongo uno de los detalles que me han hecho reflexionar desde hace tiempo sobre las posibilidades de entendimiento entre lógicas producto del desarrollo y aquéllas en vías de, a partir de personas situadas en ambientes universitarios.
Conocí al Sr. Pitts desde México, sosteníamos comunicación regular por email. Había estado ya una vez anterior en Europa y no había tenido oportunidad de conocerlo personalmente. En una segunda estancia próxima, pasaría un tiempo más largo con una parada de tres meses en Estrasburgo. Europa se consolidaba como unidad política en los hechos, entre las tensiones de su pluralidad cultural, más de los que yo había leído en los libros. Allí nos encontramos, él es una persona formal, muy cuidadoso de sus responsabilidades. Por razones académicas, tenía que trabajar un proyecto de cooperación con un grupo de profesores latinoamericanos que vendrían para el efecto, él no había trabajado antes con un grupo similar y amablemente aceptó mi solicitud de asistirlo en algunas tareas con ellos; así estuve al tanto de algunas tarea de logística, asistía a reuniones con ellos, tomaba notas, elaboraba resúmenes de las sesiones y conseguía algún material de trabajo.
El proyecto de cooperación tenía que quedar terminado en dos meses, previamente, se habían distribuido tareas y el Sr. Pitts tenía un calendario de trabajo muy completo para darle el armado final tras los resultados de las discusiones previas. A la sesión final donde se presentaría el proyecto para aprobación, asistirían importantes directivos y expertos de diferentes partes de Europa, quienes llegarían a Estrasburgo sólo para el efecto de revisar varios proyectos de la misma índole.
Los problemas se hicieron presentes desde un principio, la llegada de los participantes no coincidía con lo previsto, por motivos presupuestales y de otra naturaleza, el grupo no estuvo completo sino hasta diez días más tarde, había que ir haciendo ajustes para incorporar a la discusión a los que iban llegando. Gradualmente fui comprendiendo que tanto en las formas, los procedimientos de trabajo, como en los significados, el profesor Pitts y el grupo, iban muchas veces por caminos separados. En ambos casos, incluida yo, era la primera experiencia de trabajo en esa combinación extranacional. Considero que un buen indicador de una comunicación de alta calidad es el sentido del humor, me llamaba mucho la atención la desconexión en ese terreno a pesar de que nos manejábamos en la misma lengua, el Sr. Pitts hablaba un estupendo español así que no era el idioma, eran gustos, temas y el sentido de oportunidad.
Conocí a los latinoamericanos un poco más íntimamente y puedo decir que son personas responsables, comprometidas con su trabajo, sin embargo la estructura de sus métodos definitivamente escapaba de los horizontes acostumbrados por el profesor Pitts, por ejemplo, casi todos querían tener discusiones privadas con él y en las sesiones conjuntas muchos temas no se comentaban. Yo sentí que Pitts perdía seguridad o predicibilidad de los procesos conjuntos, además había que resolver otra gran cantidad de cuestiones personales, a varios les habían robado cosas o las habían perdido, un juego de equipaje aún no aparecía igual que la remesa económica respectiva para que el profesor pudiera sobrevivir. Pitts se preguntaba qué mala suerte se cernía sobre el trabajo; sobre todo los tiempos, algo pasaba con los tiempos y las prioridades. Recuerdo muy vivamente las miradas de angustia que lanzaba a su estupendo reloj, era un reloj motivo de una herencia de gran tradición y orgullo familiar.
Se acercaba la prueba de fuego, la reunión de presentación integral ante los evaluadores financieros. Yo iba sintiendo con preocupación, un debate tácito, Pitts daba por hecho que al margen de los inconvenientes, cada quien era responsable de sí y sus acciones con relación al proyecto, para algunos profesores latinoamericanos no estaban claras las líneas de organización. Lo cierto es que sin decirlo, era claro que Pitts no había enfrentado tal variedad de eventos juntos en el desarrollo de un trabajo en su vida profesional. En aras de la previsión, cito a todos una hora y media antes de la reunión de evaluación final.
Era un martes ventoso, se notaba ya el cambio de clima que atenuaba el calor de los meses anteriores. Me había tocado recoger unos documentos y llegué media hora antes según lo previsto. Era un estupendo edificio dieciochesco decorado con tapices y cortinas de seda, alternando mobiliario moderno y antiguo. En el salón de la cita ya se veían ocupados los seis sitios de los evaluadores que charlaban animadamente; en un espacio contiguo los profesores latinoamericanos también hablaban, cotejaban documentos y repasaban detalles. Pitts no estaba allí pero no tardé en encontrarlo, platicaba con una profesora y pareció no notar mi presencia las dos ocasiones en que me cruce por allí por ver si me instruía en algo. Conociendo su actitud previsora y los antecedentes de trabajo, me sorprendió que mientras ahora crecía la inquietud en el grupo de profesores, Pitts se encontraba absorto y tranquilo. Diez minutos antes del inicio se reunió con nosotros, repasó rápidamente el guión previsto, entramos al salón y todo se desarrolló de maravilla. La misión estaba cumplida y bien cumplida, el proyecto fue autorizado posteriormente.
Un día después, comentábamos sobre la
reunión y me animé a preguntarle que evaluación
final hacía él mismo. No sabes lo que me pasó,
me dijo.
-Bueno, pues llegué al lugar a la hora prevista, pasaron
cuarenta minutos y no llegaba nadie, con gran preocupación
me disponía a comunicarme con todos. ¿viste el
hermoso reloj de pared en la estancia de la entrada?
-Sí, lo vi, con un gran péndulo de latón
lustroso y un sonido cálido y discreto.
-Pues, una persona de intendencia subió a un banco y recorrió
las manecillas una hora. ¡Claro! El horario de verano había
terminado, en realidad era una hora antes; esto no me había
pasado antes, habíamos estado tan absortos en el proyecto.
-Pero cuando llegué te vi tan tranquilo con la profesora
que no me lo hubiera imaginado, ni siquiera me notaste rondar
por allí.
-No me viste una hora antes. Por cierto, ese día fue un
día especial en varios sentidos, esa persona con la que
me encontraste es una antigua compañera de la Universidad,
tuvimos una relación muy estrecha, ella se había
marchado a Suecia hace diez años y no nos veíamos
desde entonces, fue una agradable sorpresa encontrarnos de pronto.
Termino aquí el relato de una minúscula parte.
No voy a olvidar esa gran experiencia, tanto por lo aprendido
académica y profesionalmente como por la parte humana.
Son numerosas las conclusiones que he extraído de esa
práctica en ese momento y a lo largo del tiempo. Me parece
que una de las condiciones para aprovechar una experiencia de
aprendizaje, se relaciona con la actitud y el conocimiento entre
los actores que trabajan conjuntamente, de su capacidad de interpretarse
mutuamente. Por otro lado, creo que la capacidad de previsión,
se relaciona con las expectativas y los recursos materiales para
cumplirlas. Uno puede prever, cuando está seguro que las
variables de apoyo no se moverán, eso determina el orden
de prioridades. Cuando gran parte de las variables son inciertas,
las prioridades tienden a ser determinadas por el corto plazo.
Graciela Staines
Yusra Laila Visser
Carlos Zavala
Virginia Fish
Linda Russell Archer
Fredrika Flakes
Chipley Elizabeth Jones